Pequeña es la existencia de un solo hombre, pero el arte es la oportunidad que éste tiene de expresar su grandeza.
BENITO
Desde niño sentía en mis manos un deseo incontrolable por expresarme y, casi jugando, comencé a dibujar, a hacer figuras con cualquier cosa, todo lo que me permitiera expresarme y darle salida a esas emociones, a ese clamor que me venía de la mente y del corazón. No tardé mucho tiempo en darme cuenta que mi vida la dedicaría a la escultura: mi pasión y mi descanso.
Benito nace en la Ciudad de México en 1951. Desde los diez años se manifiestan, a través del dibujo , sus habilidades artísticas. Pronto sabe que ése no sería su camino, pero sí el medio para encontrarlo. Siempre inquieto y en la búsqueda, pisa escuelas y talleres plásticos y de grabado, e incluso dramáticos, hasta encontrarse con la escultura. La Academia de San Carlos, el Instituto Nacional de Bellas Artes, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Casa de Cultura de Oaxaca darían cuenta de su formación artística. A partir de 1981 comienza a hacer pública su obra, en encuentros y exposiciones nacionales. En sus años de formación se da cuenta del poco apoyo que se le da al desarrollo del arte y no lo olvida. Así, en 1981 funda junto con otros artistas plásticos, el Taller Libre de Gráfica Oaxaqueña y en 1983, en la Ciudad de Taxco, es cofundador del Instituto de Artes Plásticas de Taxco e inicia su labor como maestro.
Taxco, patrimonio de la cultura universal, ciudad minera, conocida en el mundo por su secular belleza arquitectónica y por ser una de las fuentes mundiales de plata, es donde Benito, en 1985, decide instalar su taller de producción personal. Taxco es el lugar donde dará rienda suelta a su creatividad, donde sus manos se moverán con maestría, talento y disciplina, utilizando la plata como elemento de sus esculturas junto con variados materiales para dar vida a esas imágenes, seres y formas, mezcla de las mitología grecolatina y azteca. Que dan origen a su propia cosmogonia y estilo.
Aquí, en este sitio enclavado en las faldas de la sierra de Guerrero, es donde Benito inicia la etapa más fructífera de su producción, sus manos siempre buscando las formas y volúmenes de su arte.